Para mi querida amiga Mari Carme Abad, que siempre me alegraba el dia, cuando hablábamos entre susurros de nuestras cosas…
Era muy valiente, ya que desde el principio sabia lo que ocurriría, pero decidió abrazar el momento y sentir pasar los días como una brisa fresca y ligera.
Desde aquí te deseo buen viaje, amiga, y que la tierra te sea clemente.
Vuela alto, estrella brillante! Te recordaremos siempre