En el marco de la Carrera de la Mujer en A Coruña, La Voz de Galicia realiza una entrevista a Pilar Diz, compañera y socia de nuestra Asociación Española Cáncer de Mama Metastásico.

Este año la Carrera de la Mujer se pone en movimiento para sumar apoyo al deporte femenino y, sobre todo, para sumar dorsales con #laMquefalta, movimiento de nuestra AECMM en colaboración con la alianza Daiichi Sankyo | AstraZeneca para dar visibilidad al cáncer de mama metastásico. Aproximadamente, el 30 % de las mujeres diagnosticadas en estadios precoces de la enfermedad sufrirán alguna recaída con metástasis a lo largo de su vida. Esto es lo que le pasó, 13 años después, a nuestra compañera Pilar Diz, que nos ha representado en la X edición de la Carrera de la Mujer en A Coruña.

Pilar Diz explica que quiere reivindicar que el cáncer de mama no es tan rosa como lo pintan. “Las que tenemos metástasis no creemos que sea tan rosa, porque existe el cáncer de mama metastásico, a pesar de que a día de hoy es una enfermedad desconocida para el 90 % de la población”. Y hay mujeres que están muriendo de eso, porque el CMm actualmente es una enfermedad incurable.

Relata cómo es aceptar el diagnóstico, “cuando me dicen que tengo un tumor en el hígado de tres centímetros más carcinomatosis peritoneal con metástasis… Fue terrible. Pensaba que me iba a morir a los dos meses. Los oncólogos me tranquilizaron al explicarme que había tratamientos, pero fue terrible. Cuando te crees curada y, de repente, te dicen metástasis con cáncer de mama… Lo mío había sido trece años atrás y con buen pronóstico”

Explica que desde la AECMM pedimos visibilidad, investigación y agilidad al aprobar los tratamientos “Que se hable de ello, que haya más investigación y que los tratamientos no se demoren tanto en el tiempo. Igual que crearon una vacuna para el covid en solo tres meses, ¿para esto no hay solución?”.

“Con este cáncer aprendes a vivir cada tres meses, que es cuando nos hacen el tac y la revisión”. Con el tratamiento se puede conseguir bastante calidad de vida, aunque con efectos secundarios. La diferencia con el cáncer de mama primario es que “Ahora sé que no me voy a curar. En el primer cáncer siempre tuve la esperanza de curarme. Fue un año malo con tratamientos agresivos, pero me iba a curar. Ahora no tengo esa esperanza”. Las pacientes nos sentimos invisibles “del cáncer de mama se habla mucho y con más naturalidad, pero de este no. A veces, nos sentimos como apestadas, porque ya no nos vamos a curar y como que no interesa que hablemos de esto”

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