Entras en la sala de tratamientos y ahí están, esperando a acomodarte en tu silla, ponerte la vía, pinchar en el reservorio, buscar venas, hacer analítica… Todo con un «Buenos días» y conversación variada.
Estás en planta, ingresada por cualquier contratiempo más o menos grave, y están ahí. Como dicen «cualquier cosa que necesites, pulsa el botón», un botón que a veces es por nada y otras es por mucho.
Una silla ocupada, a la cual, no ha de ser fácil seguirle la conversación.
Una habitación ocupada, que en nuestro caso a veces es el tránsito hacia otra vida.
Por ello y por estar siempre a nuestro lado:
MIL GRACIAS!! SOIS EL CORAZÓN DE LOS HOSPITALES!!