El cáncer es una patología cada vez más frecuente en nuestra sociedad, y continúa siendo una amenaza de muerte, cada vez en un menor porcentaje. Convivir con el cáncer no es fácil, ni para el enfermo, ni para sus cuidadores. Por ello es importante la figura del psicooncólogo. Recogemos las opiniones de Tania Estapé , socia fundadora y presidenta de la Sociedad Española de Psicooncología (SEPO).

NO A LA TIRANÍA DEL POSITIVISMO: NUNCA ESTÁ TODO BIEN

El primer sentimiento más básico en los pacientes es la amenaza de muerte, y de pérdida de la integridad física y psíquica. En este momento no conviene someterse a la tiranía del pensamiento positivo. La forma de asumir la enfermedad hace mucho, pero en ello influyen factores como los recursos económicos, la cultura, las creencias… Lo mejor es no es insistir en que el paciente debe ser positivo. La queja, el llanto, el enfado, son emociones tienen que salir, son una reacción emocional normal.

La psicología emocional demuestra que es mejor para la adaptación de los pacientes que estén afectados al principio, y no conviene suprimir estos sentimientos diciendo que todo lo ven positivo. Hay que dejar que la reacción sea la que es. Van a pasar muchas cosas y muy rápidas, y la parte más emocional y básica no se adapta tan rápido. Especialmente durante las primeras fases del diagnóstico, cuando hay mucho desconcierto, incertidumbre, expectativas,

UNA COMUNICACIÓN MÁS SINCERA CON EL ENFERMO
Las emociones tienen que salir, aunque sean emociones desagradables. Esto no las convierte en negativas porque las emociones, siempre son necesarias. Si no tuviéramos miedo, no hubiéramos sobrevivido a lo largo de la Historia. Es un sentimiento imprescindible frente a las situaciones adversas, como el cáncer que es una amenaza de muerte.
Por ello es mejor no presionar al enfermo para ser positivo, respetar mucho sus tiempos, sus tendencias comunicativas, que pase por unas fases en las que tiene más ganas de hablar que otras. Hay momentos en el que el paciente prefiere no ver a nadie, y otros en los que sí, y deben ser respetados. Lo mejor es hablar las cosas, y preguntar directamente qué necesita el paciente. Debe haber una comunicación más sincera.

LA VISIÓN DEL PROPIO PACIENTE DE CÁNCER
El acompañamiento a los enfermos muchas veces es una asignatura pendiente. Muchas personas cercanas se sienten perdidas y no saben cómo preguntar; otras tienden a querer saber demasiado o incluso a sobreproteger al enfermo.
Es importante acompañar desde la presencia y desde el silencio, quien transita un proceso duro como el cáncer no desea tanto que la consuelen con palabras, sino que estén ahí. También es necesario en este proceso que el propio enfermo sepa transmitir a su entorno qué es lo que necesita.
También es imprescindible no restar importancia a los efectos secundarios del tratamiento, o sobre algo que esté atormentando psicológicamente al enfermo.

CUÁNDO ES NECESARIO EL PAPEL DEL PSICOONCÓLOGO
Por todo ello la presidenta de la SEPO sugiere que la necesidad o no del psicooncólogo dependerá de la situación y del momento del paciente. Incluso puede ser la propia familia la que precise de la ayuda de este profesional sanitario, y no el enfermo. Si el paciente percibe un buen apoyo socio-familiar se adapta mejor a la enfermedad, como demuestran todos los estudios.
Debería ofrecerse de siempre la posibilidad del psicooncólogo, porque también la enfermedad evoluciona y no siempre es igual, hay momentos en los que sí puede ser necesario y otros que no. No es lo mismo una persona recién diagnosticada, que una que ha tenido una recaída.
La figura del psicooncólogo da apoyo, evalúa estas reacciones que sufre el paciente de estrés, ansiedad o depresión, al tiempo que le acompaña frente a las dificultades que deja el tratamiento.
Desde nuestra Asociación Española Cáncer de Mama Metastásico también vemos al psicooncólogo como una figura fundamental dentro de todo el proceso, tanto para pacientes, como para cuidadores. Y nos gustaría que todos ellos tengan un fácil acceso a estos profesionales a través del Sistema Nacional de Salud, en el tiempo y forma adecuados, independientemente de la ciudad o el hospital donde el paciente se trate.

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