Ayer, 17 de octubre, tuvo lugar el evento “Las invisibles del cáncer de mama”, organizado por la agencia de información Colpisa, con la colaboración de la farmacéutica Gilead Sciences, en el que participaron el Dr. Javier Cortés, oncólogo médico y director del International Breast Cancer Center (IBCC) de Barcelona; y Pilar Fernández Pascual, presidenta de nuestra Asociación Española Cáncer de Mama Metastásico, AECMM. El objetivo del evento: hablar del presente y futuro de las pacientes del cáncer de mama metastásico.

En España 35.000 mujeres son diagnosticadas cada año de cáncer de mama, el tumor con más prevalencia en el país. La detección temprana y el avance de los tratamientos ayudan a que la mayor parte de las pacientes acabe superando la enfermedad, pero un grupo importante de ellas, 6.500 pacientes anualmente, escucharán la palabra más temida: metástasis. Son las “invisibles” del cáncer de mama, invisibles porque en ocasiones, las historias de superación de la enfermedad orillan las dificultades de quienes tienen que afrontar el camino con más obstáculos.

El 13 de octubre se conmemoró el Día Mundial del Cáncer de Mama Metastásico y el día 19 se celebrará el Día Mundial del Cáncer de Mama. En una semana en la que las instituciones se tiñen de rosa y los lazos de ese color llenan las ciudades y los pueblos, es el momento de dar voz a las “pacientes invisibles”

El Dr. Cortés recuerda que el abordaje del cáncer de mama metastásico requiere “un compromiso de los sanitarios, de la sociedad civil, de los políticos y de todos los colectivos para que los tratamientos y la innovación lleguen cuanto antes a las pacientes”. Uno de los principales retos de nuestro sistema sanitario es “atender mejor” a las enfermas.

“Reivindico que haya una segunda opinión en el diagnóstico que ayudaría a avanzar frente a la inequidad, porque el tratamiento del cáncer de mama metastásico no es igual para todos los pacientes: hay hospitales donde se utilizan determinadas terapias y otros que no las utilizan, aunque estén aprobadas”, destaca Cortes. “En general, los tratamientos reciben primero el visto bueno del regulador americano (FDA) y aproximadamente un año después, de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) . Pues bien, todavía pasará otro año o más en estar disponibles en nuestro sistema sanitario. Son dos años y medio de retraso. Pido que estos trámites se aceleren. Ya se hablará más tarde del precio del fármaco o de la colaboración público-privada, pero todos los actores, la administración, la industria farmacéutica, los colectivos, tienen que conseguir que esos tratamientos lleguen antes. ¿Qué culpa tiene una paciente de que el sistema sea tan lento?”.

El perfil de la diagnosticada con CMm es el de una mujer joven, casi siempre menor de 50 años, como bien sabemos en nuestra AECMM. Las pacientes siempre estamos en lidia contra el reloj, a la espera de una innovación terapéutica que a medio plazo dejará de funcionar, pero que sirva para ganar un poco más de tiempo. “Yo tengo metástasis desde hace siete años, pero si me lo hubieran diagnosticado hace diez, ya no estaría aquí” explica Pilar.

“Vives pendiente de las nuevas líneas terapéuticas y de poder tener acceso a ellas, de hacerte pruebas en hospitales que pueden estar a 600 km de tu casa, y sientes la ansiedad y la rabia de que, en función del lugar en el que vivas y del hospital en el que te trates, tienes más o menos esperanzas de sobrevivir”.

La creación de centros de referencia específicos para el cáncer de mama es una reclamación en la que coinciden los sanitarios y los pacientes. También ambos colectivos nos unimos a la hora de denunciar el retraso en la llegada de las terapias y las inequidades del sistema, a la vez que destacamos la importancia de segundas opiniones.

La covid-19 significó un retraso en el diagnóstico y en los tratamientos de las enfermas. “Fue una pandemia que hizo olvidar otra, la del cáncer, que afectará a uno de cada dos hombres y a una de cada tres mujeres a lo largo de su vida”. En palabras de nuestra presidenta “Las pacientes que sufrimos cáncer de mama metastásico no queremos tener más derechos que nadie, pero sí los mismos. Somos enfermas que nos levantamos todos los días sabiendo que no nos vamos a curar, pero que tenemos ganas de seguir viviendo la vida”.