Hoy me cuesta encontrar las palabras adecuadas para honrarte, amiga. Es difícil aceptar que ya no estás aquí, porque siempre creí que tu luz sería eterna. Pero aunque el dolor me invade, también sé que tu huella es profunda y que vivirás en nosotras, en cada una de las que te conocimos.
Te has ido, amiga, y hay un silencio profundo donde antes resonaban tus risas, donde aún retumban tus palabras sabias, tus consejos llenos de cariño y fuerza.
Eras la fuerza disfrazada de dulzura, amiga. Una mezcla perfecta de determinación y ternura. Cuando la vida se ponía difícil, tú avanzabas sin dudar, con la serenidad de quien sabe que cada paso cuenta, que cada desafío es solo una oportunidad para crecer. No te detuviste nunca, ni siquiera cuando el cansancio parecía querer ganarte. Porque en ti había algo más que resistencia: había un corazón que latía con pasión por todo lo que amabas, por todo lo que defendías.
Siempre fuiste una mujer fuerte, decidida, capaz de superar cualquier desafío con una sonrisa en el rostro. No solo enfrentaste la vida con valentía, sino que lo hiciste de una forma que dejaba una marca en cada persona que se cruzaba en tu camino. Eras de esas personas que, por más serias que fueran, lograban transmitir una calidez única, esa que solo las almas buenas transmiten.
Era imposible no reír contigo. Tu sentido del humor, esa chispa irreprimible, siempre encontró la forma de iluminar los días más oscuros. Como un sol que aparece entre las nubes, tu risa era lo que todos necesitábamos, sin importar lo que nos rodeara.
Tu inteligencia brillaba con cada conversación. Aportabas ideas y perspectivas que nos hacían pensar, que nos inspiraban a seguir adelante, a no conformarnos con lo que nos daban. No solo pensabas en voz alta, sino que sentías profundamente. Tenías una sinceridad que no dejaba espacio a dudas, una autenticidad que siempre te hizo destacar, y esa es una de las cosas que más extrañaré: tu capacidad de decir lo que otros no se atrevían, con esa serenidad y elegancia. Amiga, ya te hecho de menos, hace días que lo hago, pero ahora sé que te fuiste.